Cognición y lenguaje

El conocimiento y, por ende, la consciencia, surgen de ciertas operaciones cognitivas que generan estructuras básicas como:

Invariance
fenómeno de invarianza perceptiva de un objeto (a, c y d)Wikimedia Commons
Gestalt7
fenómeno de cierre: el triángulo y la esfera son constructosWikimedia Commons

Tales nociones son constructos (existen en la mente del sujeto) y no guardan relación con el universo físico: la realidad es un flujo desestructurado que nuestro sistema cognitivo estructura desde el primer momento hasta forzar invariantes perceptivas (constancia perceptual de la perspectiva, del tamaño, del brillo, etc.) en nuestra mente (Psicología de la Gestalt en Wertheimer, Koffka, Köhler). De esta manera, nuestro sistema cognitivo no es un espectador pasivo que refleje fielmente en la mente una realidad preexistente (hipótesis de la representación fiel de la realidad; HFD, hypothesis of faithful depiction) sino que tiene un rol activo.

Donald D. Hoffman propone que la percepción es una interfaz de usuario multimodal (MUI, multimodal user interface: 1998, 2003), que representa pero no se asemeja a la realidad ya que la simplifica con el objetivo de optimizar la toma de decisiones. El autor utiliza la analogía de una interfaz gráfica de computador: en concreto, como esta presenta el icono de un archivo facilitándonos moverlo, copiarlo, eliminarlo o abrirlo permitiéndonos ignorar muchas complejidades subyacentes como que aquel es una determinada configuración magnética de áreas de la superficie de un dispositivo de almacenamiento y la cadena causal que va desde el icono al gestor de escritorio, al kernel y al hardware que es necesaria para llevar a cabo tales acciones. Toda interfaz tiene las siguientes propiedades: friendly formatting, concealed causality, clued conduct y ostensible objectivity; estas propiedades ocultan la complejidad del dominio (friendly formatting), permiten iniciar una cadena causal ignorando los detalles de su proceso (concealed causality) y nos sugestionan de que la interfaz es la totalidad del dominio o realidad (ostensible objectivity).


El cerebro, con sus dimensiones y recursos limitados, no puede captar la realidad en su totalidad: guiado por la economía energética efectúa una compresión cognitiva sobre el mundo (en términos de Patricia S. Churchland) mediante un progresivo proceso de abstracción en niveles: este establece reducciones de muchos a uno, de tal manera que a una pluralidad de objetos diversos (lingüísticos o no) en la realidad les hace corresponder una misma clase, una misma representación. A su vez, el sistema lingüístico, que conecta con el sistema conceptual, reduce la complejidad de las estructuras conceptuales mediante la polisemia: correspondiendo a varios conceptos un lexema.

En el cerebro, el sistema conceptual y léxico se suceden de atrás adelante, desde la parte posterior a la anterior, a lo largo del eje occipitotemporal del cerebro (R. Damasio, Antonio; Damasio Hanna, Cerebro y lenguaje). El proceso de abstracción de los estímulos externos se sucede en este mismo sentido en el córtex visual primario: "se identifican sucesivamente alineaciones, ángulos, formas simples y objetos", y estas representaciones de objetos son ulteriormente categorizadas en clases, las cuales, como se ha mencionado, se integran a su vez en otras clases más generales.

En el cerebro, los estímulos externos e internos generan un patrón de activación neuronal que aglutina información cinética (que incluye la interacción del cuerpo), dimensional, funcional, contextual, etc... el cual puede impresionarse, creando una representación o registro de ellos. Cuando se reproduzca ese mismo estímulo se generará un patrón de activación neuronal similar (el procesamiento se realiza por semejanza para admitir omisiones o defectos de señal) que permitirá el reconocimiento (re-conocer: volver a conocer) del objeto o evento y lo pondrá en relación con el resto del sistema permitiendo la categorización, el recuerdo y la inferencia. El cerebro, además, aprende transiciones de patrones, de tal manera que consigue construir un modelo predictivo del mundo (modelo Hierarchical Temporal Memory).

Cada persona, en virtud de sus diferentes experiencias y aprendizajes, establece diferentes conexiones cerebrales a lo largo de su vida, y por tanto, presenta variaciones en los patrones de activación ante un mismo estímulo; el mapa de todas estas conexiones es denominado conectoma. Son estas conexiones las que definen quienes somos y cómo filtramos y construimos la realidad que, cómo se ha mencionado antes, no existe tal y como la percibimos.

Lexicalización

No hay, como se ha mencionado, una correspondencia biyectiva entre este espacio conceptual y semántico ya que este realiza una segmentación diferente y de menor granularidad pero, además, ocurre que las lenguas no disponen de unidades léxicas para expresar todos nuestros conceptos y que estos son siempre mucho más numerosos.

A los conceptos que sí se corresponden con unidades léxicas los denominamos conceptos lexicalizados. Podemos imaginar conceptos no lexicalizados: carecemos de un término para expresar, por ejemplo, el peculiar aroma de la primavera o el cambio de humor que suscitan los cambios estacionales. No obstante, como acaba de quedar de manifiesto, tales conceptos pueden ser expresados mediante la combinación de varias unidades léxicas sin perjucio expresivo más allá de la pérdida de inmediatez. Generalmente los conceptos lexicalizados son aquellos que tienen especial relevancia para la vida humana en sus diversas facetas; por ello, experiencias tan básicas como ver y oír se lexicalizan como términos breves y no en formas compuestas como percibir-luz o percibir-sonido (consúltese el nivel básico del enfoque cognitivista).

No obstante a veces hallamos términos que nos sorprenden, como petricor, serendipia, procrastinar o engentar. Algunos de estos términos son culturemas, esto es, expresiones idiosincráticas a una determinada cultura: tal es el caso del término japonés wabi-sabi que se define como "la aceptación feliz de que todas las cosas son imperfectas y efímeras en este mundo, reconociendo que precisamente eso las hace más bellas" (Hanakotoba, 2019) y que parece tener su origen en la sensibilidad budista y en su énfasis en la impermanencia del mundo. También podemos hallar lo contrario, es decir, términos cuya utilidad parece cuestionable, como capicúa.