Ser no es un verbo... entonces ¿qué es?
La flexión oracional
Ni haber, ni estar ni ser son verbos pues no forman parte de la categoría léxica de la lengua: son la flexión oracional. La flexión oracional expresa los valores de las categorías gramaticales de voz, aspecto, tiempo, modo y persona sujeto en español (en adelante V, A, T, M y P).
La dificultad para reconocer su unidad se debe a que sus morfos pueden distribuirse de diferentes maneras: hay una flexión dependiente (sufijada sólo al verbo y denominada conjugación) y una independiente (una palabra: haber, estar y/o ser). La independiente aparece sola en predicados no verbales; en los verbales complementa la flexión afijada (ya que las forma no finitas del verbo sólo expresan las categorías de voz y aspecto). Veamos a continuación estas diferentes distribuciones marcando la flexión oracional o núcleo sintáctico de la oración y la parte principal del núcleo semántico de la oración.
- Hablaba mucho
- He hablado mucho
- Fue considerado ayer
- Está comiendo
- Es arquitecto
- Antes era rojo
- Está en el cajón
- El coche era de Clara
Hasta ahora, es probable que hayas confundido el verbo y la flexión pero como puede observarse en este análisis, ser, estar o haber no se consideran otra cosa que el morfema independiente de la flexión, y son análogos a la flexión dependiente que se sufija al verbo (la conjugación: como -o, -aba o -é en hablo, hablaba o hablé) tal y como demuestra la distribución complementaria de sus rasgos TMP (tiempo, modo y persona). Cuando la flexión es complementada por un sintagma verbal (SV) presenta dos distribuciones típicas:
- el morfema flexivo se afija (conjugación), es por tanto continuo y amalgama los rasgos A.V.T.M.P;
habl-aba | mucho | |
habl-n-pass.ipfv.ind.pst.1sg | mucho |
- el morfema flexivo es independiente y discontinuo repartiendo sus rasgos de la siguiente manera: T.M.P verbo-A.V
He | habl-ado | mucho |
ind.prs.1sg | habl-n-pass.prf | mucho |
Como puede observarse los morfemas haber, estar y ser vienen a suplir las carencias de las formas no finitas en la expresión de las categorías TMP pues, como se ha mencionado, las formas no finitas del verbo sólo expresan las categorías de voz y aspecto:
voz | aspecto | |
---|---|---|
infinitivo | activa | imperfecto |
gerundio | activa | progresivo |
participio1 | activa | perfecto |
participio2 | pasiva | - |
Que el denominado tradicionalmente “verbo copulativo” sea aquí equiparado con la flexión afijada al verbo tiene su origen en los planteamientos de Meillet (1906-1908) y en la teoría del soporte copulativo, que sostiene que:
la cópula es un elemento semánticamente vacío, cuya misión sería la de servir de apoyo para la transmisión de ciertos contenidos gramaticales habitualmente asociados a la morfología verbal (básicamente: tiempo, aspecto y modalidad). [...] Desde un punto de vista categorial, la cópula verbal no forma parte de las unidades léxicas de la lengua. (Salazar, 2004)
Unidad de la flexión oracional
La oración es la proyección máxima de la flexión (Hernanz y Brucart, 1987; Bosque y Gutiérrez-Rexach, 2009). De este modo, las oraciones constan de la flexión (Flex), o núcleo sintáctico de la oración (que, como se ha mencionado, expresa los rasgos gramaticales V, A, T, M y P) y de su complemento, o núcleo semántico de la oración. La flexión no es inherente a ni necesita al verbo: además de complementarse con un sintagma verbal (SV) puede hacerlo en predicados no verbales con un sintagma adjetival, nominal o preposicional. Por ejemplo:
SFlex > SV/SAdj/SPrep/SD
Todos los rasgos gramaticales de la flexión son, en efecto, generados en el núcleo del SFlex (TP en Chomsky, 1957) y todos o algunos de ellos son desplazados y sufijados por el verbo (adviértase que estamos simplificando y subsumiendo todas los rasgos flexivos bajo Flex).
La gramática tradicional reproduce aquí los mismos problemas que le impiden ver la unidad del sintagma determinante (SD) ya que no reconoce la unidad del morfema flexivo. Esto se debe a un enfoque del análisis lingüístico que considera a la palabra como unidad lingüística y que, por consiguiente, compartimentaliza el continuo morfosintáctico en un análisis morfológico y sintáctico. No reconoce que el verbo es una asociación de dos elementos: un lexema verbal y la flexión oracional; y que la flexión, erróneamente denominada flexión verbal, no pertenece al verbo más de lo que pertenece a un adjetivo o preposición que sean el núcleo léxico de la oración.
La palabra no es una unidad lingüística rigurosa pues sigue convenciones ortográficas no coincidentes siquiera con las unidades acentuales: en árabe el artículo se prefija gráficamente pero en español no escribimos *lascasas o *hecomido; aún más, estas convenciones pueden ser inconsistentes como ocurre en díselo / se lo dirás. Nunca la presencia o carencia de una pausa gráfica como la que separa haber/estar/ser del verbo o une la conjugación al verbo ha generado tanta incomprensión. Además, esta incomprensión se perpetúa por:
- un análisis basado en terminología inadecuada como:
- flexión verbal: la flexión no pertenece al verbo. La particularidad del verbo reside, entre otras características, en que es la única clase de palabras de la categoría léxica que distribuye de manera diferente al morfema flexivo y la única capaz de afijarlo. La afijación es coherente con la capacidad del verbo de seleccionar la conjugación o, en ciertos casos, fusionarse con ella (irregularidades).
- verbo copulativo/auxiliar/principal: haber, ser o estar no son verbos sino que son el morfema flexivo independiente cuyos rasgos están en distribución complementaria con los del morfema flexivo afijado (conjugación). Además, el residuo resultante (s-, est- y hab-) de extraer un supuesto morfema flexivo afijado no puede interpretarse como un lexema pues tales términos están plenamente gramaticalizados. En origen, stare y habere eran verbos pero la promoción de un predicado secundario indujo su desemantización (más detalles en la siguiente sección).
-
en distinciones terminológicas imprecisas y/o innecesarias para un enfoque semántico como:
- predicado verbal/nominal: porque el predicado no sólo es verbal o nominal: es adjetival, preposicional, dependiendo del complemento de la flexión. Aquella distinción binaria busca explicar diferencias distribucionales sin considerar nunca el morfema flexivo impidiendo así ver la unidad de su distribución complementaria.
- atributo: este término no resulta conveniente pues no es la única manera de caracterizar la relación entre el núcleo semántico y el sujeto: aparte de un atributo como en El álamo es hermoso, puede ser también: un hiperónimo, El álamo es un árbol; una equivalencia o identidad, dos más dos son cuatro; o cualquier otro tipo de relación expresada por una preposición como sobre en El libro está sobre la mesilla.
Además, juzgo errado atribuir la función de establecer la relación de atributo, identidad o hiperónimo a ser/estar. Creo que estas se deducen de la propia semántica del sujeto y núcleo semántico de la oración y su relación.
Es similar a lo que ocurre con la preposición de. Por ejemplo, en una oración que expresa varias relaciones entre nombres como La tapa de latón de la caja de mi primo de Jaén, ¿Consideramos que la preposición de expresa diferentes relaciones (estar-hecho-de, tener, poseer, proceder) o consideramos que de es bastante inespecífica y ambigua porque precisamente los propios nombres que entran en relación explicitan por su semántica el tipo de relación (estar-hecho-de+material, parte+tener+todo, poseído+poseer+poseedor, proceder+lugar)? Quizá es mejor no atribuir semántica al elemento que intermedia, sea ser o sea de.
También podemos deducir que la flexión temporal no puede ser inherente al verbo pues la realidad es impermanente y todas las entidades empiezan, continúan y dejan de existir (en ciertas formalizaciones, expresaríamos esto como la pertenencia en el tiempo a un conjunto o clase). El motivo por el que el verbo atrae más la flexión puede deberse a la menor permanencia de los fenómenos que denota (fig. 8). Pero también las propiedades pueden cambiar: por ejemplo, con una acción como pintar de verde, una pared abandona la clase cuya extensión son los objetos rojos del universo (fig. 9b). De la misma manera los objetos, que son configuraciones formales y en ocasiones funcionales de la materia, pueden dejar de pertenecer a su clase si se deshacen: por ejemplo, si una pared es derribada por un obrero (fig. 9c).
La instrucción Flex ubica y determina el valor de verdad de la función proposicional no temporalizada, es decir, indica en qué rango temporal se verifica la pertenencia de las entidades al predicado. La pertenencia de una entidad a la clase denotada por los sustantivos, adjetivos o preposiciones también puede delimitarse en el tiempo:
- “La cubierta de cobre era roja”: es evidente que las propiedades de los objetos cambian, por ejemplo por oxidación.
- “El vaso está roto”: es decir, la configuración de la materia (vidrio) que hasta entonces tenía las propiedades formales y funcionales para ser denominada vaso ha cambiado y ya no pertenece a la clase.
- “El coche de Clara” / “El coche que era de Clara”: la posesión cambia, y a veces es necesario precisar si se desea evitar la confusión entre un coche antiguo y el actual del poseedor.
Una diferencia distribucional en estas clases de palabras es que siempre se combina con el morfema flexivo libre, de tal manera que es agramatical en ciertas lenguas expresar *vasó como en "se rompió el vaso" o *rojó como en "una vez que se ha oxidado el cobre" o *deó como en "fue poseído por alguien".
Origen de la flexión: gramaticalización de oraciones con un predicado secundario
Estar y haber
Haber y estar fueron verbos en el pasado: pero han dejado de serlo y no hay motivo alguno para no ver estos términos como un único morfema gramatical. El proceso que los ha llevado a esta situación es la gramaticalización de una estructura sintáctica en la que convivían una predicación secundaria y una primaria: en algún momento, el significado principal de esta estructura se desplaza a la predicación secundaria, que pasa a ser primaria, lo cual conlleva una gramaticalización/desemantización del antiguo predicado primario. El resultado de este proceso es, sin embargo, un único predicado en el que se ha producido un reparto de los rasgos gramaticales: el antiguo predicado secundario, que es un participio o gerundio, mantiene los rasgos VA (voz y aspecto) que expresan naturalmente las formas no finitas, mientras que el antiguo predicado primario expresa los rasgos TMP (tiempo, modo y concordancia personal) y deja de ser un lexema para pasar a ser simplemente un morfema flexivo.
Para ejemplificar esto, considérense las siguientes oraciones:
- Tengo comprada la comida
- Vino corriendo
- Estaba-de-pie mirándonos
Estas oraciones tienen un predicado primario y uno secundario que se pueden descomponer en dos oraciones:
predicado primario | predicado secundario | |
---|---|---|
Tengo comprada la comida | Tengo la comida | Compré la comida |
Vino corriendo | Vino | Corrió |
Estaba-de-pie mirándonos | Estaba-de-pie | Nos miraba |
Cuando 1) el énfasis semántico se desplaza del predicado primario al predicado secundario 2) el predicado primario se desemantiza y 3) empieza a combinarse con otros términos que ya no tienen ninguna relación con la expresión de la posesión (tener), el movimiento (venir) o la posición (estar de pie). Por ejemplo se empieza a decir algo similar a:
- Tengo invitado a mi compañero de trabajo
- El documento está-de-pie en el cajón
El proceso puede 4a) culminar con la desaparición del lexema. Dos de los ejemplos mencionados arriba representan en concreto la evolución histórica del morfema haber (del latín habere que significaba tener) y de estar (del latín stare que significaba estar de pie). Ya no se reconoce su significado original relacionado con la posesión y la orientación respecto a la vertical:
- He invitado a mi compañero del trabajo
- El documento está en el cajón
En otros casos 4b) ciertos términos conservan y alternan su valor léxico junto al gramatical, como es el caso de términos como andar:
- verbo: andé mucho ~ caminé mucho
- flexión: anda mal ~ está mal
La aparición de estas construcciones da lugar a que convivan durante un tiempo dos maneras alternativas de expresar la flexión: una nueva analítica (la flexión discontinua: la independiente más la parte sufijada) y la antigua sintética (la flexión sufijada). Recordemos que en latín era posible expresar de manera sintética, en la flexión afijada, la pasiva en imperfecto y el aspecto perfecto sin hacer uso de un morfema independiente haber o ser:
imperfecto | perfecto | |
---|---|---|
activa | amō "amo" | amavi "he amado" |
pasiva | amor "soy amado" | amatus sum "he sido amado" |
Al final lo que ocurrió es que se prefirió la expresión analítica de la flexión a la sintética y esta fue olvidada. Por este motivo necesitamos hoy en día los morfemas ser, estar y haber para expresar los valores de las categorías gramaticales TMP y complementar así la flexión oracional.
Más adelante y en algunos casos, se puede producir la integración acentual y gráfica de este morfema gramatical independiente en la flexión: tal fue el caso de haber para formar el futuro en español:
- cantareo habeo 'he de cantar, tengo que cantar' > *cantar he > cantaré
Alternancia léxica y el morfema ser
El caso de andar no es único como término alternante entre un significado léxico y gramatical. Otro, por ejemplo, es encontrarse ¿cómo te encuentras/andas/estás? La razón por la que no pierden este significado léxico a favor del exclusivamente gramatical (flexión oracional) se debe, probablemente, a que la flexión oracional en español ya tiene suficientes términos para ser codificada.
Es interesante observar que la flexión oracional puede surgir de la gramaticalización de diferentes tipos de verbos: de posición, stare (estar de pie); movimiento, andar o encontrarse; estado, permanecer; mostrarse, parecer o verse "se ve bien", etc...
¿Cuál es el origen de ser? Es más difícil de determinar pues este era flexión ya en protoindoeuropeo. Presenta supletismo verbal, es decir su paradigma surge de la fusión de diferentes formas relacionadas, aparentemente, con crecer (no se puede tener una certidumbre absoluta pues son formas resconstruidas a partir de muchos términos de lenguas indoeuropea).